miércoles, 17 de septiembre de 2014

Húmedo I










Te miré así, fijamente
y se humedecieron las ganas
abriendo senderos mojados
allá afuera de la mente.

No hicieron falta versos:
en silencio, habló el cuerpo
y la saliva corrió en un río
salpicado de afluentes.

¡Juventud, eterna cadencia!
dame más ritmo en las  venas
 dilata ese suave cordón
que me une a tu presencia.

Ebriedad entre mis piernas
-tan jóvenes todavía-
tan vírgenes de tu ausencia
tan tuyas, que no son mías.

Y resbalar. Ahora. Siempre.
 Resbalar en el abismo
 de  la gran cosquilla triunfal
- espasmódico exorcismo-

 Resbalar tan flojamente
 que me vuelva casi agua
 y  a tus ojos transparentes
 sea carne ,polvo, nada.

“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación". Octavio Paz

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